Los caminos de la chilena Carolina Rodríguez en el boxeo no han sido un campo de flores bordado y tampoco una copia feliz del edén. No obstante, a la puentealtina nada ni nadie la detiene rumbo a sus metas y convicciones. Si se le cierra una puerta, abre una ventana y si se cierra la ventana, bota la muralla.
Con ese ímpetu, la representante del blanco, azul y rojo disputó este año tres veces el título del mundo en distintas organizaciones y en todas se alzó con el triunfo. A la pupila de Claudio Pardo no le importó ir por las coronas planetarias de la WIBA y de la FIB a Constitución, a Monterrey o en su Puente Alto querido cuando el Gobierno ya no la apoyó con el ahínco y entusiasmo de su pelea anterior.
Convengamos en que una de las actuaciones relevantes del deporte chileno en 2014 fue su triunfo ante la mismísima Janeth Pérez, en México, por el título del mundo de la categoría gallo de la FIB. Con un boxeo inteligente, físico y altamente táctico, le arrebató la corona a la “Cuisilla” en su propio domicilio. En ese momento, la púgil azteca no entendió la estrategia de la gladiadora chilena y dolida por la derrota, declaró que su contrincante no daba espectáculo y que en un posible desquite, sobradamente la iba a vencer e iba a recuperar su corona y su trono. Precisamente, esta revancha se hizo efectiva el viernes 13 de diciembre pasado, en las afueras de un Edificio Consistorial de Puente Alto colmado por seis mil espectadores.
Convengamos en que la Pérez venía precedida de un palmarés de 25 combates, con 20 triunfos, 3 derrotas y 2 empates. En el papel y hasta ahora, la rival más enconada para el máximo crédito femenino del boxeo chileno de todos los tiempos.
La mexicana no venía a pasear a Chile y lo dejó muy claro en los tres primeros rounds. Pasajes del combate en que su propuesta ofensiva complicó a la actual campeona mundial de la FIB. Sin embargo, a la “Crespa” hay que ganarle y hasta ahora nadie ha podido hacerlo. De igual forma algunos de sus detractores, dicen que a la chilena le han tocado rivales fáciles y que su carrera es una invención. Quizás esos mismos no saben que la actual multicampeona peleó cuatro veces en Argentina, que ganó las cuatro veces y que los trasandinos hasta ahora alaban su técnica, sus golpes y sus desplazamientos en el cuadrilátero. Sí, escucho bien. ¡En Argentina!
Pero volvamos al combate. A partir del cuarto round, la “Crespa” comenzó a imponer sus términos y a sentirse más cómoda en el ring. A esas alturas del combate, sus golpes eras más efectivos y sus contragolpes mucho más dañinos. A la “Cuisilla”, en tanto, se le veía cada vez más imprecisa y apelando únicamente al pundonor de su boxeo.
La mexicana no pudo neutralizar el boxeo de entrada y de salida que tiene la chilena y que tanto la complicó en México y ahora en Chile. Las diferencias también pasaron por una mejor condición y preparación física de la “Crespa” y también por la velocidad de manos y por los movimientos de sus piernas. En contraposición a esto, a la defensora del título mundial de la FIB, le falta más intensidad en los ataques, sobre todo cuando su rival cede ante sus embestidas. Respecto a la guardia abajo, se le critica el estilo, pero en la práctica y en las estadísticas le ha dado resultado.
Así la “Crespa” sumó en las tarjetas 95-95, 99-91 y 99-91 y su decimocuarta victoria en línea que la convierte -a estas alturas- en una referente del boxeo latinoamericano y mundial y en una rival apetecible para otras campeonas de otras organizaciones. Su próximo desafío es la corona unificada de asociaciones y un programa de televisión. La “Crespa” finaliza el 2014 como supercampeona y también como una superestrella.